3. ANÁLISIS CUALITATIVO DE LA POBLACIÓN: EL PERFIL DEL PUEBLO MONTUBIO


El componente cualitativo de la investigación toma como fuente las preguntas abiertas de la encuesta[1] que insinúan aspectos subjetivos de la cultura montubia, sus expresiones y sus relaciones sociales.  A partir de este enfoque los técnicos desarrollan un proceso de observación participante y análisis del discurso que tiene como centros de ocurrencia el desarrollo del proceso en todas sus fases.

Entre los componentes de la nacionalidad ecuatoriana figura el montubio, factor de identidad mestiza enraizado en la región Litoral, donde su presencia sigue marcando la huella que a través de los siglos lo distingue como el elemento más representativo del agro costeño, a cuyo desarrollo aporta su fuerza de trabajo y su constancia.
De no ser por autores como José de la Cuadra (1936), Manuel Quintana y Carlos Coello Ycaza (1937), que hurgaron en sus orígenes y a través de valiosos ensayos nos revelaron algunos aspectos fundamentales sobre el tema, careceríamos del material de base para orientar las investigaciones, ya que los aportes de autores como el Dr. Modesto Chávez Franco, Manuel de Jesús Alvarez, Rodrigo Chávez González y Justino Cornejo (entre otros), se refieren fundamentalmente al estudio del folklore, recreado con amplitud por la literatura costumbrista de José Antonio Campos (Jack the Ripper), Orión Llaguno, Ángel Veliz Mendoza, José Paredes Litardo, Julio Estupiñán Tello, el propio Chávez Franco, su hijo Chávez González, y muchos más, hasta la aparición de las proyecciones literarias que de su descarnada realidad social hicieran los escritores  del  llamado  Grupo de  Guayaquil (1930) contribuyendo a que el montubio dejara de ser el gran desconocido en el mapa de nuestra geografía humana.[2]
La consolidación del pueblo montubio es una realidad que se afirma  en la capacidad de movilizar sus energías sociales en la dimensión de reivindicar sus derechos sociales económicos y culturales, esto ha sido posible no solo por la acción del reconocimiento jurídico político de las esferas del estado sino efecto de un proceso sostenido de organización autónoma, de su cohesión social y de la calidad de sus modelos organizativos que le han permitido contraer voz y significancia social al tiempo que han proyectado al montubio como un sujeto social visible en plena capacidad actoral para  proyectar los cambios.  La organización y el liderazgo del CODEPMOC se ponen de manifiesto en la capacidad de diagnosticar la realidad desde sus mismos escenarios de gestión social.
 El antropólogo guayaquileño Jorge Marcos (2009) señala que la pertenencia es una identidad de los propios montubios  que se asumen como tal y anota que este grupo social  ha sido más visibilizado desde la literatura (el  Grupo de Guayaquil en la década del 30 lo retrató en sus narraciones) y el folclore, que desde los estudios e investigaciones  académicas.  Uno de los pocos referentes es el ensayo El Montubio Ecuatoriano, de José de la Cuadra, que se publicó en 1937.
La población montubia está ubicada fundamentalmente en los sectores rurales de Guayas, Los Ríos, Manabí, El Oro y el sur de Esmeraldas, así como el subtrópico de Bolívar, Chimborazo, Azuay y Loja. Según el folleto publicado  por el Archivo Histórico del Guayas, los montubios   en términos numéricos representan 1’620.071 habitantes. [3]
La familia montubia gira en torno a la madre, antes que del padre, en lo afectivo; pero, por el respeto social se centra  en el ser padre.  El impulso a la madre es sentimental, espontáneo; el impulso al padre es provocado por el reconocimiento tácito de la superioridad de este, primeramente material (baqueanismo, es decir, sabiduría del campo), y más tarde, moral (experiencia traducida en consejo, ciencia antigua, gerontolatría) y de saberes ancestrales.
La familia montubia originaria constituyó una entidad aislada que siguió su propio destino, sin vincularlos a los de los otros grupos familiares, y que normalmente se representaba por el progenitor masculino más viejo, casi nunca por los colaterales.
La monogamia y la monoviria eran características. Sin embargo, el ayuntamiento marital estable se ejerce casi siempre fuera de la institución civil del matrimonio. En el siglo XIX, o sea cuando el matrimonio era una institución de derecho eclesiástico reconocida por el Estado, la religiosidad acrecía el porcentaje de uniones sacramentadas y desterraba la simple convivencia, considerada como un pecado.  No obstante ello, o quizá por lo mismo, las uniones son más duraderas; y, económico a lo largo de la vida y no terminan sino con ésta. La monoviria era una institución originada en la atracción sexual amorosa, se va llenando de contenido constante de la mujer montubia, la prostitución es rarísima y se produce en virtud de determinantes individuales, no sociales, casi siempre se manifiesta con escándalo.
La mujer montubia cuando está en el agro no busca fácil salida a su crisis económica en la prostitución. Sacada de su ambiente, en las ciudades, es víctima de los tratantes de blanca, hombre crueles que las llevan a los burdeles citadinos costeños, reclutada máximamente entre domésticas traídas desde la haciendas por sus patrones, prostituidas por éstos y abandonadas después.
El nexo del montubio con su hijo es sólido y estrechísimo, hasta los siete años es su protegido, desde esa edad entra a colaborar en la economía de la familia con el aporte de su esfuerzo. Aun cuando no perverso, el montubio es sexual, no concibe el mito de la virginidad, ni el tabú del incesto.
Frente a su mujer adultera, el marido montubio se siente, más que en su amor, ofendido en si dignidad de macho; reaccionando su venganza perfectamente contra el amante, en quien tratara de castigar la burla de que éste lo ha hecho víctima. No es infrecuente que perdone a su mujer o que, separado de ella, permanezca después indiferente; siempre, por supuesto que haya logrado la venganza que persiguiere.
Un aspecto necesario para enfocar es la oralidad del pueblo montubio las leyendas de vaqueros, las historias de las batallas de los montoneros, sus hazañas  y demás , del rumor de las aguas de los ríos, y del murmullo del viento, que acaricia el rocío de los campos floridos, y la luna y las estrellas que alegres brillan, nace y se levanta  en la oralidad se presenta la cultura de lo cotidiano con matices, aventuras y hazañas  y hacen del montubio un poeta, narrador, y  un contador de  cuentos, cachos, leyendas, e historias de la vida, como un ruiseñor[4].
Cada región de la costa tiene características especificas que hacen de sus montubios actores semejantes y diversos de una realidad cultural que se enriquece con formas regionales en donde se expresan atributos socio dinámicos múltiples, como formas de lenguaje, música, estilos de vida y labor característicos propios del lugar. 


El montubio de Manabí es el mejor heredero de las ideas liberales y más estrictamente alfaristas. Bastión político del partido liberal por muchas décadas ha ido evolucionado a esquemas de mayor participación y mayor identidad, el orgullo de ser manaba es para el montubio de la región una identidad marcada por deseos de superación y progreso.
El montubio de la  provincia de Manabí por ejemplo  vive  de manera  intensa la  economía de subsistencia, y es producto de condiciones irregulares y adversas que han contribuido a desmejorar su situación,  la escasa disposición de tierras para la producción agropecuaria, las grandes zonas con poco riego sin embargo no han modificado su adherencia  a la tierra y su consecuencia a su vocación  agraria.
Manabí es una de las provincias que posee gran variedad de fiestas populares en donde sus  montubios gozan de la buena música, folklore y comida criolla que su pueblo ofrece, es por esto que sus fiestas son conocidas como las más alegres de la costa, entre ellas podemos mencionar: Fiesta de la Virgen de las Nieves, Fiesta de San Roque, Virgen de las Mercedes, fiesta del Montubio, Celebraciones navideñas con nacimientos y chigualos, Fiesta de Reyes, Feria Cafetalera, y por último La fiesta de la Cosecha[5].
Manabí siempre buscó dar todo lo que pudo sin pedir nada, expresa el imaginario cultural de la población manabita. Manabí y sus montubios, es dueña de una idiosincrasia  única, que incluso  en su léxico la diferencia y la individualiza; una de sus peculiaridades es el hecho que la naturaleza la convirtió en autosuficiente, es la única provincia de la costa ecuatoriana que no recibe agua del deshielo de los Andes, sus fuentes de agua nacen de las cabeceras de sus montañas; en materia hídrica es dueña de su propio abastecimiento, por eso también su principal problema y preocupación ha sido procurar abastecerse de un suministro de agua  confiable; no es equivocado afirmar que su especial configuración orográfica, haya influido en su tendencia de ser una provincia con apego sin ambages a ser libre e independiente.
Es pertinente anotar que el manabita tradicional fue galante, conquistador, mujeriego, machista, recitaba con graciosa ironía, con picardía y algo de desparpajo; utilizando para ello, su vocación coplera en las festividades donde se recitaban los famosos “amorfinos”, algo que fue muy propio del hombre sobre todo de campo, que repetía entre en serio y en broma: “Un hombre con experiencia dos cosas debe tener: una amante en cada pueblo y en su casa a su mujer[6]
 Manabí por su patrimonio natural lo tiene todo, su agua es escasa, pero realiza esfuerzos por superar esta debilidad que siempre la frenó en sus afanes de desarrollarse más y mejor; por ello, siempre se dijo: “Manabí siempre tuvo mucha esperanza en los buenos inviernos y muy poco en los malos gobiernos”; la lluvia, cuando es normal en la estación invernal, es una gran aliada del productor agropecuario de Manabí; la sequía provocó, en cambio, muchas migraciones.
En esta tendencia del manabita por buscar sitios donde trabajar, es una especie del “gitano” del Ecuador; el trabajo es un rito del manabita que no abandona su afán por supervivir dignamente, del “sudor de su frente”, y no del “sudor de la gente”.
La mayoría de los montubios de Manabí viven de la agricultura, cultivan plátano, frutales, caña de azúcar, cacao, café, maní, algodón, hortalizas de ciclo corto, entre otros, además se dedican a actividades pecuarias, pesca y artesanías.
 Montubios manabitas  han migrado fuera de su territorio, y se encuentran residiendo en las cabeceras cantonales o en las grandes ciudades como Quito y Guayaquil.

    
El habitante de la Provincia de Santa Elena, producto del mestizaje indo‑hispánico, se ubica en la región costanera y se dedica a labores de subsistencia.  Los hombres se dedican a la pesca utilizando para el efecto, las redes y atarrayas.  En la parte alejada de la Costa predomina la agricultura de una manera incipiente, debido a que las tierras quedaron secas, luego de la tala indiscriminada de árboles y cría de ganado en los tiempos en que la provincia era verde y no gris.
Entre sus pobladores se cuenta con moldeadores de cerámica que producen piezas en las que, poniendo en práctica las técnicas aprendidas de sus ancestros, ofrecen al turista nacional o extranjero “piezas arqueológicas antiguas” de reciente fabricación.  Así encontrará el viajante una amplia colección de figuras, urnas, sellos y asientos representativos de una de las culturas más antiguas que se han encontrado en Ecuador.
La consigna de provincialización creó expectativas políticas en los habitantes en general de Sta. Elena y en sus pequeños pueblos montubio, sin embargo a excepción de la parte costera la no inclusión política caracteriza al montubio de las zonas interiores de la nueva provincia.
Los montubios de Sta. Elena tienen  ciertas particularidades a efecto del carácter comunal de la propiedad de las tierras y también producto de su ubicación geográfica de enlace entre la gran ciudad que es Guayaquil y el sector costero marcado por la presencia del cholo más ligado a las actividades de pesca y el turismo.  El montubio propiamente de Sta. Elena se ubica al interior de la provincia en recintos como Julio Moreno, Sube y Baja y los alrededores de Cerecita, Buenos Aires, Zapotal en donde la economía de subsistencia agraria se reduce a productos de ciclo corto.  En La Libertad hay una inmensa población de inmigrantes montubios.
Es también significativa la caza del venado y el chivo como parte de la sobrevivencia y el pequeño comercio.  Es significativo destacar que la inversión en la presa Daule Peripa, que oferta agua para el desarrollo agrario de la península no ha generado el impacto deseado, lo que amerita estudios de evaluación de este proceso que no ha modificado comportamientos productivos esenciales en la zona.
Los habitantes propios de la Península de Santa Elena son muy pacíficos, tienen un trato muy amable con los visitantes temporales o residentes y no se han dejado influenciar por el modo prepotente de alguno de ellos.
Se identifican como los cholos peninsulares, la fuerza chola, generalmente pegado a la Costa.  En cambio, los cercanos a las provincias de Guayas y Manabí se han visto influenciados por la inmigración de pobladores de esas regiones. Sin embargo,  sus características esenciales de hombres pacíficos, cordiales, solidarios, no han variado mayormente y se las reconoce tanto en los pobladores cercanos al mar como en los pobladores cercanos a la Cordillera: Cholos y Montubios fusionados con la misma identidad en la Provincia de Santa Elena. 
 Los montubios de Sta. Elena  en la actualidad pugnan por ser visibles, dado  el grado de  ventajas que brinda la  organización.  En tanto que los cholos continúan invisibles  siendo una mayoría y aunque unidos  étnicamente a las comunidades indígenas del resto del país esta relación de  pertenecías también es débil.  De cualquier manera, los cholos no existen al menos a nivel de la Constitución de la República. Una realidad de exclusión evidente.
La provincia montubia por excelencia con densidad y tradición, es la provincia del Guayas, En la provincia del Guayas existen 1465 comunidades Montubias registradas en el Consejo Nacional de Desarrollo de los Pueblos Montubios (CODEPMOC), de las cuales 18 comunidades Montubias se encuentran registradas en el cantón Guayaquil, con 336 socios, lo que representa la asociación étnica más numerosa de la ciudad.
En  Guayas se observan  las más diversas manifestaciones de diversidad y mestizaje cultural, por ejemplo la riqueza de su lenguaje, la gran mayoría de las palabras usadas por el montubio son de diferentes fuentes,  el quichua en palabras cotidianas como “ñaño” y variadas “jergas” del “cholo guayaquileño”, la pronunciación variada entre el acento costeño del Guayas otras del afro‑esmeraldeño y  de  otras provincias.
La personalidad de los montubios de Guayas difiere psicológicamente  del resto de montubios y esto básicamente por su proximidad a la gran metrópoli que es Guayaquil. La relación muy estrecha entre Guayas y Guayaquil que en el lenguaje cotidiano resultan sinónimos pues ir a Guayaquil es ir “al Guayas” es un factor determinante para la afirmación de identidad y pertenencia, el montubio del Guayas se siente guayaquileño en su gran mayoría.
Guayaquil y sus intelectuales han estado ligados a la cultura montubia, históricamente el Grupo de Guayaquil; expresión máxima del movimiento literario ecuatoriano presenta en su novela como sujeto histórico protagónico al montubio. En las novelas “Nuestro Pan”, “Los que se Van”, “Los Sangurimas”, y otros  se genera la respuesta inmediata a su presencia y su incidencia en la vida cotidiana de los guayaquileños, y el arroz sigue siendo nuestro pan,  en la provincia del Guayas.
En Guayaquil, las tradiciones y cultura montubia se mezclan en el mestizaje de los ciudadanos, la alimentación,  la historia étnica y sociocultural de Guayaquil‑Guayas y el Litoral está marcado por la presencia histórica montubia.
Tal como lo Indica José de la Cuadra, el montubio es producto de del mestizaje del indio, negro y blanco. (De la Cuadra: 1937) Los nuevos asentamientos urbanos de Guayaquil  han acogido a decenas de miles de montubios en la zona  noroeste de la ciudad y ahí está el montubio con su organización: el CODEPMOC.
Los montubios en la ciudad son un fenómeno que amerita nuevos estudios, su sentido de afirmación esta aun en construcción, se sienten ligados a la tierra, muchos se censan en sus cantones respectivos y hasta los políticos hacen campañas electorales  en el noroeste de Guayaquil con propagandas políticas de Daule. Nobol, Balzar etc.
Otro de los elementos  que caracteriza al pueblo montubio de Guayas es la festividad del día de la “raza” del 12 de octubre y la fiesta del rodeo montubio que se hace efectiva sobre todo en Salitre.  La tradición del rodeo montubio guayasense  tiene relación con la crisis del cacao  que afectó a las haciendas y luego  la Segunda Guerra Mundial y el auge del banano donde, la tradición recobra vuelo en sitios como General Vernaza, parroquia de Salitre, también llamada "la capital montubia".
Allí, desde 1963, el 12 de octubre de cada año, con motivo del Día de la Raza, convertido de hecho en el Día del Montubio, se celebra el rodeo “con todas las de ley”, es decir, con desfile de las haciendas y sus madrinas, elección de la criolla bonita, y acto seguido la competencia de caracoleo, monta de cepo, lazo y pial y otros juegos[7].
En Guayas la política metropolitana marca el estilo político de todos los pueblos montubios, destaca el impulso de la participación, el énfasis de los gobiernos locales y su búsqueda de autonomía y el dialogo fermente y cuestionador de los pueblos montubios y sus autoridades locales.


Las relaciones de poder en la vida social montubia del El Oro expresan cierto grado de horizontalidad entre bases y directivas, este es un hecho que se repite en la vida institucional de la provincia, las dirigencias sobre todo sociales gozan de reconocimiento y legitimidad o reciben la observancia continua y plena lo que genera solidez organizacional y madurez política.
El Montubio en El Oro, con la ayuda de los proyectos del CODEMOP, está resistiendo un proceso agresivo y de alguna manera demoledor no solo de urbanización sino también de reconcentración de la tierra en la gran hacienda y su dinámica de desarrollo que lo desarraiga y lo convierte en unos casos en obrero agrícola en otros casos vendedor de servicios o pequeño productor en áreas que no ya no forman parte de su tradición, pero al que su espíritu emprendedor lo obliga y lo empuja.
La tarea de mantener vigente la cultura montubia en una provincia con características singulares enfrenta una realidad  que corre imparable a lo urbano estableciendo nuevos estilos de vida, la dimensión política también es urbana en la provincia del El Oro y no solo por su capital sino por los estilos de gestión política en todas sus ciudades principales.
De su presente y futuro, que anhelan reconocerse y ser reconocidos como una de las culturas más significativas y emblemáticas de nuestro país y que sueñan con sus propuestas de desarrollo en el bienestar integral del hombre y mujer del campo forjador histórico del progreso. El oro tiene personalidad progresista.
La globalización ha jugado un papel influyente en el sector montubio: es así que hay muchas familias que han cambiado su forma de pensar y preparan a sus hijos en colegios y universidades para que se encuentren más preparados no solo para el trabajo en el campo, sino para alguna otra profesión que le permita subsistir.  En El Oro se pueden observar con  frecuencia montubios que dejan la tarea agraria matutina y por las noches van a la universidad, esto globaliza la cultura académica otro signo del lugar.
Resulta difícil caracterizar al montubio en especial al orense  dentro de un  estereotipo de cómo son los montubios, ya que es evidente su diversidad.  En la provincia de El Oro el Pueblo Montubio es complejo y diverso, blancos, de piel clara, cobriza, con evidente muestra de ascendencia mestiza (mulata), negra y chola, regionalmente son costeños, campesinos y serranos por la accidentada geografía de la provincia Orense compuesta por una parte de zona baja con las típicas características subtropicales y costeras tanto en el aspecto climatológico como social; mientras que por otra parte se tiene la zona alta con características propias de la sierra.
El Oro, es la provincia que registra el fenómeno de un mayor crecimiento de la población urbana en contraposición con el decrecimiento porcentual de  la población rural.  En el Oro este fenómeno es mucho más acelerado a efecto de una industria agraria agroexportadora sostenida en la producción bananera, destino exclusivo de exportación el banano a estimulado  la modernización acelerada y concentrada de su capital Machala, ambos productos de marcadas relaciones capitalistas que someten la vida bucólica del montubio tradicional a la disciplina del trabajo asalariado.
La provincia de El Oro tiene la tasa de crecimiento urbano  significativamente  más alta del país, más alto incluso que en las provincias de Guayas y Pichincha.  En la actualidad la población urbana del Oro de acuerdo a la proyección establecida por el INEC a partir del último Censo  representaría el 82.1 o sea algo más de las cuatro quintas partes de la población estarían en las ciudades, proyección que podría quedarse un tanto corta en la medida de que es evidente el crecimiento no solo urbano en especial en Machala, sino el inusitado desarrollo urbano en las principales ciudades orenses, sumados a la consolidación de la gran hacienda bananera. 



Los Ríos al igual que la provincia del Guayas son clásicamente provincias montubias. Aunque también pesa la economía de exportación en Los Ríos el montubio fluminense vive, a diferencia del montubio orense, una cultura más agraria y menos urbana, preservan con una sólida expresión cultural su apego a hábitos  y ricas expresiones culinarias siempre asociadas a los productos de la tierra.
Los Ríos es provincia húmeda, verde y montubia y la tradición oral montubia pasea en las calles la palabra se cultiva en casas de caña con techo de ´cade´, en conversaciones entre vecinos, en reuniones sociales, a la salida de la misa el domingo; y para que no se pierda esta cultura, un grupo de jóvenes del pueblo, asesorados por un lingüista vasco, le dan vida al Instituto de Cultura Montubia Palenque.
Al que le interese escuchar una buena historia de aparecidos o unos amorfinos cantados, puede pasar por la casa parroquial. Ahí queda la oficina del Instituto y se guarda con celo el registro de cuentos, chistes, adivinanzas, versos y tradiciones montubias del cantón. Es posible escucharlas en grabaciones magnetofónicas y hasta leerlas.[8]
En Los Ríos  es de destacar aspectos particulares de la conducta social del montubio, con ciertos recelos  se presentan características propias del montubio subordinado, parecería que el sistema de hacienda sí ha logrado mayor sujeción en estas tierras, este hecho se pone de manifiesto también respecto a las convencionalidades en la forma de trato en las relaciones sociales.
Muchas pueden ser las causas de las particularidades del montubio fluminense quizás la más significativa sea el hecho de su ubicación mediterránea que lo aleja del dialogo marinero y sus conductas. Pero el montubio no obstante desarrolla expresiones de liderazgo  donde el líder de a poco  va consolidando en el escenario social y hasta político.


Defender la identidad montubia significa resistir las nuevas circunstancias determinadas por los entornos en que se hayan las comunidades montubias o donde están organizados, un tema bastante complejo en la medida de que por lo general el entorno termina estableciendo nuevos estilos de vida y modificando los comportamientos culturales, es un tema que tendría mucho que ver con la realidad orense  en la medida de que una  parte considerable de las asociaciones y activistas de esta provincia están en las ciudades, los principales líderes montubios los más visibles están en las ciudades, la lógica productiva de una buena parte de las asociaciones apunta más a la producción agroindustrial corporativa: se piensa en una fábrica de balanceados, plantas de lácteos, y alcohol, galpones para producir pollos orgánicos (ecológicos), cerdos, cuyes, planta de procesamiento de café, pollo ahumado, con la cría de aves y ganado porcino.  Está aprobada la construcción y equipamiento de la primera planta comunitaria de procesamiento y comercialización de carne de pollo limpia y sana, la misma que será administrada por las propias comunidades montubias; por otro lado se incluye la actividad comercial, ya que algunas asociaciones son de comerciantes de los mercados.
En Los Ríos las características políticas no difieren en los estilos de las formas tradicionales de gestión, la institucionalidad democrática toma más impulso en eventos de representación como son las elecciones y el sujeto participativo en lo cotidiano es aún un proyecto que se está construyendo. 


[1] Los principales resultados cuantitativos de la encuesta y su interpretación individual se presentan en el siguiente numeral.
[2] Estrada Ruiz, Jenny “el montubio un forjador de identidad” edición Bco Progreso, Guayaquil, 1996.

[3] clara Medina   editora de cultura el universo 2010
[4] Héctor Ruiz Cultura montubia 2009
[5] Sandra Vásquez Ecuador a la carta 2010 revista digital
[6] Frase utilizada en la zonas montubias de Manabí, 2010.
[7] El rodeo montubio Patria ecuador punto com 2010
[8] Duque Sabrina Los ríos provincia montubia,   Revista Digital 2010